Con la constante transformación de los paradigmas sociales, las organizaciones han estado en constante evolución para alcanzar las metas de acuerdo al contexto que les rodea. Es así que, en la actualidad, las prioridades de las organizaciones sociales no son únicamente las metas económicas, también buscan generar un impacto social que sea representativo dentro de la comunidad a la que están adscritas.
Esta situación ha tomado tanta fuerza en los últimos años que no solo las organizaciones ejecutoras de proyectos se preocupan por el impacto, sino que, al mismo tiempo, los financiadores están en la búsqueda de proyectos que causen ciertos efectos e impactos en determinados entornos y/o comunidades. De esta manera, se ha forjado una profesionalización de los proyectos sociales que ha permitido analizar y desarrollar métodos y herramientas para evaluar y dar seguimiento al impacto social que generan los proyectos.
De acuerdo con el Center for Social Impact “El impacto social se define como el efecto neto de una actividad sobre una comunidad y el bienestar de individuos y familias”. Esta definición es particularmente interesante ya que valora el impacto en diferentes escalas yendo de lo macro a lo micro, y es ahí donde radica la importancia de este, pues genera efectos en diferentes escalas sociales durante la ejecución y resultados de un proyecto.
Una vez dicho eso, se debe entrar en la pregunta de ¿por qué medir el impacto social? Bueno, esta medición permite evaluar la eficiencia y eficacia del impacto social que dicho proyecto tiene como objetivo y, de esta manera, poder justificarlo en informes que pueden ser presentados a la comunidad, entes financiadores, programas de donaciones o subvenciones, etc., pues admite asegurar los resultados del proyecto. Asimismo, posibilita la coordinación entre los micro proyectos dentro de la ejecución. Es decir, permite que las acciones que se ejecutan dentro del proyecto social se alineen y encaminen en resultados favorecedores.
Dado que la medición de impacto cada vez toma más fuerza, hay una gran variedad de metodologías para su evaluación de las cuales las organizaciones sociales pueden hacer uso para implementar en su proyecto y determinar su eficacia y su eficiencia. A su vez, esto trae consigo un problema y es que no existe un consenso acerca de un método definitivo para evaluar el impacto social de los proyectos, dificultando así una validación universal para comparar el impacto de un proyecto con respecto a otro, pues existe es probable que dicha medición se haga con diferentes métodos apuntando hacia diferentes resultados.
Si bien en un inicio puede parecer complicado y agotador agregar la medición de impacto a un proyecto social, en realidad esta herramienta les permite a las organizaciones ver ampliamente cuáles serán los efectos positivos de su proyecto analizando los actores involucrados y la medición de sus resultados a través de indicadores que se generan durante la ejecución de los proyectos. Así que ¿ qué esperas para empezar a medir el impacto en tu organización?